Como cualquier macrofestival, Coachella no es lugar para sutilezas. El colocón generalizado y el buenrollismo de postal vacacional son igual de habituales aquí que en el FIB o el húngaro Sziget. La electrónica populista supera en éxito a las propuestas más inquietas, que se ven relegadas a escondidos pabellones menores. Los descomunales escenarios principales están casi reservados para el rock de estadio y artistas consagrados, cuyos éxitos resultan perfectos como hilo musical de fondo para los innumerables asistentes abonados sin complejos el despiste. el pais
academias de musica
clases de canto
No hay comentarios:
Publicar un comentario