lunes, 29 de octubre de 2012

La tejedora de sombras



Jorge Volpi
El hilo conductor de esta novela es el psicoanálisis, y Carl Jung es menos que actor principal, pero más que actor de reparto.
En su torre de Zürich recibe a Christiana Morgan, mujer que con sus visiones, conflictos sentimentales y traumas, bordea la locura y se va cargando a quienes se dejan atrapar por su inteligencia, independencia y forma de ver la vida.
Su aventura erótico-intelectual con Jung y sus amoríos con el psicólogo Henry Murray transcurren sin tropiezos, ya que su esposo nunca se pudo reponer del daño de la guerra. Cuatro movimientos estructuran la narración que, por la concurrencia de géneros, puede parecer deshilvanada.





Pacifico


De la Guajira a Leticia y del Orinoco al Pacífico, en Colombia entera hizo carrera y se quedó para siempre la picardía del octosílabo, que cultivó el genio típico del pueblo con las famosas coplas "Esto dijo el armadillo..."
El segundo ingrediente lo da el genio creativo popular, que no deriva su universo poético de escuela alguna o academia, sino de la vida misma, del instinto que subyace en la vena del cantor, ese instinto que satisface la necesidad de vencer el olvido: los decimeros. Mi oráculo de cabecera, Borges, quien con veinte años más de edad lo hubiera dicho todo, afirmaba que los hechos deben ir acuñados a la palabra para que se recuerden bien. Los bardos del octosílabo y los decimeros costeños han asumido esta misión con la grandeza de su alma propicia a la nostalgia.





jueves, 25 de octubre de 2012

libro

Sin hablar del hecho de que los directores artísticos de las orquestas parecen desconocer ese enorme repertorio disponible pues lo que se oye de autor nacional  se reduce a una docena de piezas que se repiten sin imaginación. Esta situación, que se prolonga en décadas recientes, ilustra aquello que advertía Carlos Chávez en su profético libro "Hacia una nueva música" (1936) . Según el músico mexicano, el presente se considera "...prosaico y vulgar mientras el pasado se ve poético e inspirado". La cuestión, agrega está en ir al pasado sin confundirlo con el presente". Nada más acertado.





miércoles, 24 de octubre de 2012

Radiohead

Es un disco que brilla con luz propia por su sinceridad, coraje, madurez, fuerza y dramatismo. Las letras, por momentos desgarradoras, encajan perfectamente en una sucesión polifónica pocas veces vista en la última década. Radiohead es una de las bandas que han aventurado por esos terrenos. 'Let England Shake' encaja perfectamente en nuestros días y perdurará porque las historias narradas no solo evocan momentos importantes en la historia de un país sino también le recuerdan a 'su gente' que Inglaterra sigue padeciendo e induciendo los males de la barbarie, como lo cuenta la canción 'Written on the forehead' y sus insinuaciones de los errores cometidos en Iraq y Afganistán. Un disco necesario para un mundo en el que el silencio y la indiferencia son las actitudes políticamente correctas. Por lo pronto hará parte del clan que Francis Ford Coppola y Ernest Hemingway crearon con el cine y la novela de guerra. La música pedía con urgencia un vocero.




tiempo

Su nombre ya resuena inclusive en estos lejanos parajes de la cachaquería donde garrapateo mis cuartillas. Es un poeta popular artífice de ese deleite de los versos que son cantos para la vida y para la historia. Sus décimas embellecen a las claras las propiedades mnemotécnicas del octosílabo y, erigidas con ese metro que le habla a la música natural del oído, nos llevan a la experiencia de compartir emocionadamente una anécdota picaresca o un recuerdo luctuoso. Muy parecida a una bellísima novia que tuve en mi juventud, mi memoria infiel me ha obligado toda la vida a prescindir de la vida social literaria, de asistir a cenáculos y dictar conferencias solemnes. Y las escasas veces en que he asistido, lo he hecho con la callada actitud de quien se reconoce ignorante. Pero al recitar las décimas de Atuesta Mindiola, estaba seguro de guardarlas en el corazón de la infiel por mucho tiempo.
 





viernes, 12 de octubre de 2012

Como en las bellas artes

, la música clásica aspira a comunicar una cualidad trascendental de la emoción, que expresa algo universal acerca de la condición humana. Si bien la expresión emocional no es una propiedad exclusiva de la música clásica, esta honda exploración en la emoción permite que la mejor música clásica alcance lo que ha sido denominado lo «sublime» en el arte. Muchos ejemplos pueden citarse para demostrar esto. Por ejemplo, la musicalización del poema de Friedrich Schiller "Oda a la Alegría" en la Novena sinfonía de Beethoven, que suele interpretarse en actos de independencia nacional o de celebración, como aquella famosa ocasión en que la dirigió Leonard Bernstein para celebrar la caída del Muro de Berlín, y la tradición japonesa de tocarla para celebrar el Año Nuevo. Sin embargo, otros compositores, como Iannis Xenakis, argumentan que el efecto emocional de la música en los oyentes es arbitrario y que, por lo tanto, la complejidad objetiva o el contenido de información de la pieza es lo supremo.